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¿Alguna vez has pensado en aprender otro idioma y tus amigos te han dicho que ya eres demasiado mayor? Muchas personas dicen que a perro viejo no se le pueden enseñar trucos nuevos. Sin embargo, en términos de aprendizaje de lenguas, este dicho no se cumple. Varios estudios han demostrado que nunca se es demasiado mayor como para aprender un idioma. Dado que las razones que tienen las personas adultas para aprender idiomas no suelen ser impuestas por los demás, se sienten mucho más entusiasmadas a la hora de hacer cosas por voluntad propia, cosas que de otra forma, no serían tan atractivas. Además, cuando crecemos asimilamos nuevos patrones. Tenemos más experiencias y conocimientos de base a los que recurrir. En definitiva, tenemos más sabiduría. Hemos experimentado más, pero a veces nos volvemos menos abiertos a cosas nuevas. Es por eso que, bajo condiciones controladas, los adultos resultaron ser mejores que los niños en lo que respecta al aprendizaje de un nuevo idioma. La única diferencia es el proceso y los resultados.
Los estudios han demostrado que la adquisición de vocabulario de una lengua nueva resulta mucho más fácil a los adultos que aprenden las reglas de su gramática o sintaxis. Esto se debe a que pueden asignarse fácilmente palabras nuevas a los conocimientos ya existentes de un alumno. No obstante, los alumnos mayores presentan menos probabilidades de tener buena pronunciación o acento, ya que los fonemas o sonidos de una lengua se asimilan de forma natural a edades tempranas. Se espera que los adultos alcancen la «perfección de un nativo» y que sean capaces de hablar acerca de los complicados temas del mundo adulto —la política, el tiempo, el futuro— como lo harían en su lengua materna. Los pasos claves son:
1. La paciencia. Aprender como adulto es un proceso más lento porque debemos tener en cuenta otras exigencias de nuestro cerebro y de nuestro tiempo (es decir, de nuestras responsabilidades). Aunque es posible, siempre que exista interés.
2. Tomarlo paso a paso. Cada lección te acerca sólo un poco más a la fluidez. Ve incrementando paulatinamente los contenidos con los que trabajas y la tarea será mucho más asequible.
3. Usa lo que ya sabes. Ya sabes al menos una lengua, lo que puedes usar en tu beneficio para aprender otra.
4. Aprende como siempre lo has hecho. A lo largo de tu vida has aprendido cómo aprender cosas. Un idioma es solamente algo más que aprender, con lo que puedes usar todo tipo de estrategias de aprendizaje que hayas desarrollado durante tu vida.
Aunque asumimos de forma intuitiva y acertada que, cuanto más jóvenes, más fácilmente aprendemos, existen muchos otros factores que influyen en el nivel de dominio de un segundo (o tercer, o cuarto …) idioma. Estos factores son tan diversos como la personalidad, la motivación, el bienestar emocional, el nivel de confianza en uno mismo o el compromiso temporal.
Por lo general nunca es tarde para aprender un nuevo idioma. Si todavía necesitas motivación para aprender un nuevo idioma, revisa nuestro artículo anterior Razones para aprender nuevos idiomas. ¿A qué esperas?

 

fuente de la imagen: www.semana.com