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Audrey Hepburn

¿Sabías que algunas de las personalidades más famosas de la historia eran políglotas consumados? Uno de ellos es Audrey Hepburn,  diosa emblemática de la pantalla de plata. La actriz hablaba seis idiomas de forma fluida: inglés, neerlandés, francés, español, alemán e italiano.

Puede parecer sorprendente que Audrey Hepburn tuviera tantos talentos, pues no solo era una increíble actriz, sino también políglota. Era hija de una baronesa neerlandesa y un empresario británico. Así fue como aprendió inglés y neerlandés. Nació en Bélgica, donde pasó parte de su juventud y aprendió a hablar también francés.

Algunos dirán que era nativa de tres lenguas, sin embargo, no se sentía completamente cómoda en ninguna de ellas. Ella decía:

«Durante ocho años de formación [1039-1947] hablé neerlandés. Mi madre es neerlandesa y mi padre inglés, pero yo nací en Bélgica. Así que escuchaba inglés y neerlandés en casa, y francés fuera. Es por ello que hay ningún idioma en el que pueda relajarme cuando estoy cansada porque mi oído no se ha acostumbrado jamás a una entonación concreta.  Y como no tengo una lengua materna, los críticos tildan mi forma de hablar de curiosa».

En 1939, su madre hizo regresar a su familia a Arnhem, en los Países Bajos, con la esperanza de que estarían a salvo de la Segunda Guerra Mundial. Por desgracia, su desafortunado error se hizo evidente cuando los alemanes invadieron Holanda en 1940.

Su familia fue afectada enormemente por la ocupación, tanto que Hepburn llegó a afirmar «De haber sabido que íbamos a ser ocupados durante cinco años, habríamos acabado antes con nuestras vidas. Pensamos que todo pasaría al cabo de una semana… luego seis meses… luego un año… y así es como aguantamos tanto». Durante la hambruna que azotó los Países Bajos durante el invierno de 1944, Hepburn desarrolló anemia aguda, problemas respiratorios y edemas como resultado de la desnutrición.

Más tarde relató cómo se vio obligada a aprender neerlandés rápidamente en cuanto la familia se mudó a Arnhem durante la Segunda Guerra Mundial.

«Mi madre estaba preocupada de que fuese a hablar inglés por las calles con los alemanes alrededor».

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Desayuno con diamantes

En los Países Bajos, Audrey Hepburn usaba únicamente el neerlandés y fue a la escuela allí, ya que un nombre que «sonase inglés» se consideraba peligroso durante la ocupación alemana.

Tuvo muchas oportunidades de aprender idiomas y sacó el máximo provecho de ellas. Vivió en Suiza con su primer marido y luego, con su segundo marido, en Italia, donde aprendió a hablar italiano perfectamente.

Gracias a su carrera, viajó alrededor del mundo. Rodó películas en Francia, España y México, vivió en Roma y viajó extensamente como Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF.

Haciendo una retrospectiva en su vida y su carrera, puede observarse que el camino al éxito no fue fácil. A pesar de todo, trabajó duro y puso todo su empeño en lo que quiera que hiciese. Como bien dijo: «Siempre intenté hacer lo mejor: ver un poco más allá. Intenté estirarme al máximo».

Fue una actriz con mucho talento, una mujer inteligente y todo un icono de la moda. Creía firmemente que cualquier cosa es posible:

«¡Nada es imposible, la misma palabra lo dice «I’m possible», soy posible!»

Ahora puedes ver el vídeo y contemplar algunas muestras del talento de Audrey Hepburn hablando fluidamente los idiomas que sabía. Que lo disfrutéis 🙂 VIDEO!

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J.R.R Tolkien 

John Ronald Reuel Tolkien, autor de numerosas novelas, entre las que se encuentra la trilogía de El Señor de los Anillos, no sólo dominaba varios idiomas, sino que también los inventaba.

Fue su madre, una erudita de corazón, quien le inició en los idiomas y le enseñó latín, francés y alemán cuando era joven. Durante su educación, aprendió muchos otros como, por ejemplo, el inglés medio, el finés (el cual, supuestamente, aprendió por su cuenta), el nórdico antiguo, el español y el galés. También estaba familiarizado con el danés, el neerlandés, el noruego y el ruso.

El Anillo Único de El Señor de los Anillos está grabado en caracteres del élfico, un idioma inventado por J. R. R. Tolkien.

Por si eso no fuese lo suficientemente impactante, poseer estos conocimientos a una edad tan temprana le proporcionó las nociones necesarias para crear sus propios idiomas, tales como el quenya y el sindarin (que pertenecen a las lenguas élficas, las que más desarrolló), la lengua de los enanos, el éntico y la lengua negra. Al parecer, el quenya o alto élfico está inspirado en el finés.

«Ash nazg durbatulûk, ash nazg gimbatul, Ash nazg thrakatulûk agh burzum-ishi krimpatul» 

«Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas»

El Señor de los Anillos

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El Señor de los Anillos está grabado en caracteres del élfico

Tolkien aprendió idiomas simplemente porque los amaba y respetaba.

«Ningún idioma se estudia debidamente cuando se hace solo con el fin de que sea útil como ayuda para otros propósitos. De hecho, es más útil para otros propósitos, filológicos o históricos, cuando se estudia por amor, por el idioma en sí mismo.»[1] –J.R.R. Tolkien, «El inglés y el galés», Los monstruos y los críticos y otros ensayos.

De Tolkien podemos aprender que el mayor nivel de éxito que se puede alcanzar en el aprendizaje de idiomas se consigue simplemente si se tiene el deseo de aprender. Esto quiere decir que, cuando te enfrentes al aprendizaje de una lengua, lo hagas por las razones adecuadas. Un idioma nunca debería aprenderse para presumir, sino porque se tenga la sólida motivación de querer aprender ya sean uno o varios idiomas.

¿Por qué es importante esto?

Simplemente porque aprender una lengua requiere tiempo y compromiso. Habrá días en los que te dé pereza y no estés motivado, otras veces parecerá una misión imposible, y, a menudo, creerás estar demasiado ocupado como para dedicarle el tiempo necesario para alcanzar el nivel de fluidez que te hayas propuesto conseguir. Pero, como dice Tolkien, si eres capaz de recordar la razón principal por la que aprendes el idioma, ya sea el interés en la cultura de un país en particular o el amor por los idiomas en sí mismos, la motivación que necesitas en esos días en los que preferirías procrastinar nunca estará fuera de tu alcance.

[1] Traducción propia

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